(Desde esa celda tierna, que impedía el daño, Una infancia de matices y mágicas vivencias, El niño creyó estar muerto, vivo para preguntarse tanto, y a la vez nada, Observando todo, desde esa menguada forma de entregar calor…)
"Croix du sombre" - ( por Edo )
El sol, dormía bajo sus pies, la llama calentaba solo en las praderas, cerca del río,
Donde descendía la gracia de la naturaleza, hasta su lecho…
La oscuridad se hizo tan plena, que el frío era el temblor de su mano,
En las calles, por más de una cuadra, una a una,
Las luces de la infancia se apagaban, sin compasión,
Aunque el niño gritase en el fuerte silencio,
La advertencia de la decadencia, y la pagana mirada de su suerte,
Aumentaba el latido de su corazón, de la excitación, buscando un porque…
Siempre, buscando…
Escarbando para la luna, y las doncellas que caen, en la cama…
Del pequeño perfecto,
Un padre orgulloso del cuento de la vida,
De sus normas, de la rima, Y de la libertad encerrada,
De ese arte, que verdadera se pule, pero para al vientre,
Se enseña…
Sentía mucho miedo, miedo del miedo,
Y de lo desconocido, que habitaba en las paredes…
De sombras que mas tarde, fueron luces que jamás se apagaron,
Pero que solo una vez, las vio encender…
Por un momento creyó ser quien todos veían,
Pero no, el mundo incierto, bañaba su espalda,
Con agua hirviendo, un regalo para quien escuchaba,
El que leía, un autor que aseveró todo,
Un sueño en vida, un respiro de pesadilla,
Creyó saberlo todo, tratando de enseñarle al mundo, tanta magia,
Tanto amor y dolor, en dimensiones desconocidas,
Que nunca miramos, pero a diario respiramos…
El peso sobre sus muslos exitados, "croix du sombre"
Buscando algún alma campante, el largo recorrido a casa,
El camino errado, y las preguntas aquejaban sus inquietudes,
Toda la sangre derramada en un corazón oceánico, el fin y principio de toda línea… Ahora, despojarse de la montaña, y sus pies sudorosos y agrietados,
Mas temprano que tarde, sentaría aquella historia en la orilla,
Esperando que las olas se llevaran parte de las lagrimas,
Un pacto, agrandando la inmensidad del mar,
Y aliviando su cuna…
El peso desde el espermio, "croix du sombre"
Mas tarde… las hojas cuestionaron aun más las nanas,
Y cada caída del sol…
Sin mirar hacia atrás, pero siempre en su mente estaba el porque,
Mirando la brújula, esquivó más de algún deseo, cantándole a las manos,
Emitiendo ruidos tan ensordecedores como el poema del chon-chon,
Y su miedo, salvándolo de….
Bajo sus sabanas, que sólo sabían de su cuerpo, y mas allá, de su alma…
La locura nublaba sus ojos, y el sueño perpetuo,
Una luz que demoró en reinar,
Trajo consigo a la cobarde luz lunar…
Astros mágicos, y un mundo que siempre gira,
Un llamado, "l' appel oceanique"
Tanteaba a penas, era un vidente que sobrevivía del sol a la media noche, Una bruja sonámbula, haciéndole cosquillas en los pies,
Y los miles de gnomos, que eran verdaderos bufones, en la función del oyente, Ingenuidad, talvez locura, o un don,
Como cuando alababa a los ángeles, que ahora vomitaban tanta justicia,
En nombre de dios…
Transpiró, más que nunca,
Esa noche las estrellas bajaron a la tierra,
Y el pecado, la putrefacción y la pureza se unificaron,
Disipó el miedo,
Ahora, sin comprender, no hizo más que observar…
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